martes, 22 de septiembre de 2009

LA GITANITA - Historia Evangelística infantil

Historia retirada de la Internet, dibujada y adaptada por Gabriela Pache de Fiúza. Dedico esta historia a mi amiga Fabiana Avaca, una grande y querida amiga.

FIGURA 1
Había una vez un gran pintor.
Le habían
encargado que pintara un cuadro de la crucifixión de Jesús para colocar en una Iglesia. El pintor trabajaba afanosamente. Quería que aquel cuadro fuera excelente y lo estaba consiguiendo. Una tarde, cansado de trabajar, salió fuera de la ciudad. Fue a un parque y se sentó cerca del lago. De pronto, oyó una vocecita que cantaba.


FIGURA 2
Miró y vio a una gitanita que cantaba y bailaba para atraer su atención y ganarse algunas monedas.
¡Qué hermosa era! ¡Qué lindo cuadro podría pintar con esta gitanita! ¡Qué bien lo vendería!...
-¡Niña! -dijo entonces el pintor- Si quieres ganarte unos buenos pesos, ven a mi estudio y pintaré tu retrato. ¿Cómo te llamas?
-Pepita -contestó la niña con ojos brillantes.
-Pues, Pepita, te espero el jueves temprano en mi estudio, en la calle Alta.


FIGURA 3
El jueves Pepita se presento tempranito, en el estudio del pintor. Miró admirada para todos lados.
Pero de repente, sus ojos oscuros quedaron clavados en un lugar: el cuadro de Jesús crucificado, que estaba casi listo.
Quedó inmóvil. Muda pero de pronto preguntó: ¿por qué están matando: así a ese hombre?
-A ti, no te importa -contestó el pintor fastidiado
Ven aquí que ya empiezo tu cuadro. Pepita, asustada, obedeció.
Pero al jueves siguiente, vino aún más temprano.
Calladita, fue derecho a contemplar aquel cuadro cada vez que le tocaba venir, hacía lo mismo.



FIGURA 4
Un día no aguanto más y tímidamente volvió a preguntar:
Dígame, señor, una sola cosa nada mas ¿por qué lo mataron así a ese hombre? ¿Era tan malo?
-No. Era muy bueno -contestó el pintor.
Pepita se le quedó mirando con los ojos muy grandes.
Para que dejes de molestarme, te voy a contar la historia de una vez dijo el pintor de mala gana.
Para el la historia de Jesús era solo una vieja historia.
No le interesaba, solo quería pintar, ganar mucho dinero y divertirse.
Pero cuando la pobre Pepita oyó la antigua historia, las lagrimas comenzaron a salir como arroyos de sus hermosos ojos.
El pintor se sorprendió un poco y también se sintió conmovido, pero enseguida se puso a hacer otra cosa.

Llegó el último día en que Pepita debía posar. El pintor fue a sacar el dinero para pagarle. Como
de costumbre, Pepita, no bien tuvo un momento libre, corrió a contemplar el cuadro de la cruz.
Cuándo el pintor volvió, la pequeña gitana se dio vuelta, lo miró y con los ojos bañados
en lágrimas le dijo “Todo eso hizo él por usted... ¿y usted qué hizo por Él?”
El pintor se sobresaltó Agachó un momento la cabeza y luego dijo con voz enronquecida "Vete, Pepita".


FIGURA 5
Pasaron los días. Las palabras de Pepita golpeaban dentro corazón del pintor “Todo eso hizo él
por usted... ¿y usted qué hizo por él?
Una noche, mirando el cielo estrellado, sintió que un arroyo de lágrimas comenzaba a brotar de su propio corazón.
Con voz temblorosa empezó a decir: "Dios, Señor mío... me he ido tan lejos de ti desprecie tanto tu amor.
Desde esa hermosa noche en que volvió a encontrarse con Dios, el pintor pensaba ¿Qué puedo hacer para demostrarle mi amor y mi agradecimiento?.
De repente se le ocurrió una idea: iba a pintar un cuadro. Un cuadro diferente.



FIGURA 6
Entonces pinto el rostro de Jesús, con su hermosa cabeza inclinada y lastimada bajo la corona de espinas.
Mientras lo pintaba, mas veces se detuvo a secarse las lágrimas, porque esta vez pintaba con todo su corazón.
Al pie del cuadro escribió estas palabras:
"TODO ESTO HICE YO LO HICE POR TI, ¿QUÉ HAS HECHO TU POR MÍ?
El hermosísimo cuadro colgó muchos años en una galería de arte.
Muchas personas, al contemplarlo, fueron tan conmovidos que se volvieron a Dios.

Pasó mucho tiempo.
Una noche muy fría el pintor estaba cómodamente sentado en su casa cuando llamaron a su puerta.
Era un hombre pobre, de ojos oscuros.
-Señor pintor -dijo el hombre- por favor, venga conmigo. Allá en un campamento gitano hay una enferma muy grave que ruega verlo.



FIGURA 7
El pintor, sin preguntar más se abrigo y siguió a aquel hombre en la noche helada. Llegaron al campamento.
Entraron en una carpa apenas alumbrada por una vela. Tirada entre unas mantas en el suelo, había una joven.
El pintor se arrodillo para verla mejor y entonces exclamo:
"¡ Pepita! ¿Eres tú?
Una voz muy débil le contesto: -Sí, señor... Lo he llamado para que me diga... si ese hombre del cuadro... murió también por mi...
-Sí, hija mía -contesto el pintor emocionado- Jesús murió también por ti.
-Yo... hice cosas muy malas – dijo Pepita
-Yo también pepita dijo el pintor.
Pero Jesús murió para limpiarnos de todo el pecado
Solo tienes que pedírselo ¿ Y sabes hija? El esta aquí a tu lado. Porque el no quedo muerto volvió
a vivir a los tres días, porque Él es DIOS.
ÉL ESTA AQUÍ PEPITA. Y quiere perdonarte, abrazarte muy fuerte y quiere llevarte a vivir con el allá en su hermoso hogar donde no existe el dolor.
El pintor y pepita tomados de la manos comenzaron a hablar con Jesús.

Pepita sonreía y decía “TODO ESTO HICISTE POR MÍ”. “TODO ESTO HICISTE POR MÍ”.
Gracias Señor Jesús, GRACIAS.
Y a la madrugada, Pepita tranquila y feliz como nunca, fue a vivir para siempre con Jesús.



FIGURA 8
El pintor salió afuera de la carpa y mirando al cielo, ya estaba amaneciendo y repitio suavemente.

“Gracias Señor Jesús, GRACIAS porque hoy pude hacer algo por ti”.




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