miércoles, 15 de junio de 2011

HISTÓRIA PARA EL DIA DEL PADRE: Mi papá robot

Mi papá robot

Por Gabi Pache de Fiúza

DIBUJO 1

El profesor que no tuvo papá, proyectó durante años un papá para él. Era un ROBOT PAPÁ.

- Estoy súper ansiosa para ver el “Papá Robot” del profesor, dijo una alumna.

- ¡Yo también! Desde el inicio del año nos viene hablando de ese robot. Estoy muy curioso.

- ¡Buenos días niños!, dijo el profesor.

- ¡Buenos días profesor!, responde la clase.

- ¡Llegó el grande día! Hoy conocerán una persona muy especial… cham, cham cham… ¡Aquí está, el mejor papá del mundo! ¡Es mi nuevo papá! ¡Él hace de todo!, dijo el profesor entusiasmado mientras quitaba la tela que cubría el robot.

- ¡Oh!, dijeron todos asombrados.

- ¿Y que sabe hacer profesor?

- Él tiene una programación que le permite hacer muchas cosas. Mira televisión conmigo, me ayuda a lavar el auto y limpiar la casa, vean que maravilla. Tengo un papá que está conmigo siempre. Muy bien, ustedes que tienen un papá díganme todo lo que un buen papá debe hacer, dijo el profesor desafiando a sus alumnos.

DIBUJO 2

Los alumnos levantaron la mano gritando:

- Yo, yo, yo profesor…

- Vos, Daniel. ¿Decime, que te gustaría verlo hacer? Le preguntó el maestro con aire de orgulloso.

- Debe ayudar a cortar el pasto, limpiar la casa y sacar el polvo, por ejemplo.

- Veamos… Listo. El profesor programa el robot y este respondió sacando polvo y limpiando por todos lados. Los niños gritaban de alegría.

DIBUJO 3

- ¿Vieron? ¿Que más, alguien quiere pedir algo más? Vos, Ester ¿que querés que mi papá robot haga?

- Él tiene que ser bueno y tiene que saber abrazar, respondió Ester.

- ¡Vení aquí Ester!, dice el profesor programando el robot. Veamos… Listo.

El robot le da un abrazo apretado.

- ¡Ay, ay me está apretando muy fuerte!

El profesor la ayuda y dice:

- Ehhh… bueno, después le haré unos ajustes y esos abrazos quedarán más cariñosos.


DIBUJO 4

- ¿Y qué más quieren que haga mi “papá”?

- Él tiene que ser chistoso, mi papá es muy gracioso. Me hace reír mucho, dijo Elisa.

El profesor programa el robot y este se comienza a hacer malabarismos y payasadas. Todos los chicos se ríen a más no poder.

- ¡Ahora está mejor! ¡Se parece más a un padre de verdad!, dijeron todos entusiasmados.

- ¿Vieron? ¡Es un padre perfecto! Nunca más me quedaré sin la compañía de un papá. Él hace todo lo que un padre hace. ¿Qué más? ¿Alguien quiere pedir que mi “papá” haga algo?, continuó desafiando el profesor.

DIBUJO 5

- Debe ayudarnos con los deberes de la escuela, dijo Guido.

- Debe comprarnos muchos regalos, dijo Melisa.

- Debe saber contar historias divertidas, dijo Esteban.

- Tiene que saber reír a carcajadas. Tiene que ser un padre alegre, dijo Julieta.

El profesor rápidamente programa el “robot papá” que cumple todas las tareas a la perfección. Los chicos aplaudían cada movimiento del robot.

DIBUJO 6

- ¿Algún otro desafío?

- Un buen papá tiene que saber orar, dijo Cintia desde el fondo del aula con firmeza.

- ¿Orar?, preguntó el profesor desconcertado.

- ¡Sí! ¡Debe saber orar! Orar es hablar con Dios, nuestro Padre mayor. Él es el único que puede todas las cosas. Es muy importante que un papá sepa orar. ¿Sabe por qué profesor? Cuando mi mamá quedó embarazada, en la ecografía de los primeros meses aparecía el feto con terribles malformaciones óseas. Los médicos le dijeron que yo nacería con deformaciones y que ni podría caminar. Pero mi papá, lleno de fe, comenzó a orar, ayunar y a declarar mi sanidad. Él ponía la mano en la pancita de mi mamá y oraba todos los días. Y no quiso hacer otros exámenes, él creyó de todo corazón que Dios me había curado. Y en el día de mi nacimiento, todos se espantaron, porque nací perfecta. YO SOY PERFECTA. Todos se sorprendieron, menos mi papá, claro. Porque él sabía que Dios ya lo había oído. Mi papá ora por el trabajo, por nuestra salud, por la familia, ora por todas nuestras necesidades. ¡Sin duda profesor! Lo que un papá tiene que saber hacer para tener una familia bendecida es orar, como ora mi papá.

DIBUJO 7

El profesor estaba tocado, se había emocionado con cada palabra de Cintia. Todos los compañeritos de la sala de aula estaban con los ojos llenos de lágrimas. El profesor rompió el silencio y dijo:

- Mi papá robot no fue programado para orar. Y creo que ni si lo programase conseguiría hacerlo, porque él nunca podrá tener el amor y la fe de un verdadero papá.

El timbre sonó y los chicos -ahora desinteresados del robot que no sabia orar- fueron saliendo y comentando.

- Vamos a pedirle a nuestro papá que vaya a la iglesia de Cintia. Queremos que también ore como el papá de ella ora.

El profesor y Cintia quedaron en la sala, parados al lado del robot.

- ¿Está decepcionado con su robot profesor?

- Es que cuando finalmente creí que tendría un papá de verdad…, dijo el profesor con tristeza.

- Pero profesor… ¡usted puede tener un papá! Dios puede ser su Papá.

- ¿Como sería posible? Yo ya soy muy grande y lleno de cosas que seguramente no le gustarán a Dios. Creo que Él no querría ser mi Padre.

– Dios lo ama y lo acepta de la manera que usted es. Vayamos a mi casa que mi papá va a saber guiarlo hasta Dios.

- Entonces vamos, porque realmente quiero conocer ese Padre que todo lo puede.

El profesor cubrió el robot y salió con Cintia.

Después de oír el evangelio de la boca del papá de Cintia, el profesor quiso recibir a Jesús en su corazón y de rodillas -por primera vez en su vida- sintió los brazos del amoroso Padre Dios envolverlo.

Ahora por fin el profesor había encontrado lo que tanto buscaba: UN PADRE AMOROSO.

Cintia le guiñó el ojo al papá con complicidad. Porque lo que el profesor no sabía era que ella y su papá oraban por el profesor desde el comienzo del año.

Cintia estaba muy orgullosa de su papá. Un hombre de oración y fe.